domingo, 10 de abril de 2011

Creia estar haciendo lo correcto..



Ahí se encontraba, perdida en medio de cualquier lugar, sin tener conocimiento de la hora ni del momento, creía estar haciendo lo correcto, ya no miraba atrás por miedo, ya tomo una decisión y nada haría volver la hoja del viento que eligió. Creía estar haciendo lo correcto. No lloraba, no gastaba fuerzas, no lo notaba necesario, ya sus palabras no tendrían ningún destinatario. Pero se sintió débil por un segundo, miro al pasado, y se vio sola en el mundo. No vislumbraba compañeros con los que pudiera llorar, sentía arcadas al ver el gran error que cometió, creía estar haciendo lo correcto. El viento cada vez soplaba con más fuerza, ya no lograba oír las burlas, ya había cerrado esa puerta. Por una vez en su vida no sintió temor, se concebía valiente para acabar con lo que ella mismo empezó. No quería hablar, ni aunque fuera sola, ya que las palabras eran las causantes de esa mancha de tinta en su existencia. Creía estar haciendo lo correcto,juzgaba conveniente abrir su corazón, mostrarse al mundo como era, que gran equivocación. Quiso ser pionera y adelantarse a su tiempo, pero nadie mas estaba preparado para asimilar sus verdades. Codiciaba ser valiente, odiaba ser cobarde, no aspiraba estar sola pero tampoco amaba estar con alguien. El viento suspiraba avivando su deseo, ya no podía oír ni su propio pensamiento, cada vez se encontraba más cerca del abismo, solo un paso entre la vida y la muerte y entre señalar o no su destino. Ella la amaba, ella quería darle su vida, ella fue un león con fuerza y le dijo a su compañera, a su única amiga, a la notable persona que de verdad le sonreía, la excelente viajante que no huía de ella, que con amabilidad la escuchaba, que junto a ella lloraba. Ese ser de vida era la mitad de lo que para nuestra diminuta amiga figuraba la vida, y la perdió por querer decirle lo que concebía.



TE AMO. Simples monosílabos que da la vuelta el rumbo de un ser humano, el de ella lo cambio. Ella paso a odiarla, a escupirla, a insultarla y a evitarla. El corazón de nuestro león, ahora convertido en caracol, empezó a volverse frío, como un glaciar refugiado, y nunca más deseo apreciar nada por nadie, aunque su corazón seguía amándola, y decidió poner fin a la tormenta de espinas. Solventó poner fin a su vida. El acantilado era una muerte tan noble, fundirse con el mar, cuan sirena engañada por el cariño. El viento ceso, creía estar haciendo lo correcto, y siguió opinándolo hasta que segundos después, su cuerpo, sus pensamientos, sus acciones y sus sentimientos se dispersaron entre los salientes de las rocas y el mar que apago por fin la llama de la eterna tortura de no poder amar con

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